Crítica a la razón crítica. Javier Nouel
Resumen. El propósito del artículo es delimitar las fronteras del pensamiento crítico, con el fin de evidenciar la necesidad de unir las subjetividades alternas y emancipatorias con las racionalidades técnicas, evitando así, desde un punto de vista epistemológico, la racionalidad dogmática que conlleva a la ineficiencia y a la pérdida de las capacidades de modificar la materialidad de la vida social propias de la racionalidad técnica. El ensayo es parte de una serie de artículos que van encaminados a proponer un enfoque multiverso, cimarrón, mestizo, que logre dialogar sin contradicciones irreconciliables, con diferentes enfoques.
En
otros artículos nos hemos centrado en cuestionar a la razón
tecnocrática, objetivista, fragmentaria, que reproduce la lógica
neocolonial del capitalismo neoliberal, invisibilizando el sujeto
creador de ese conocimiento, que en el mundo contemporáneo, es un sujeto
corporativo: las transnacionales (Nouel, 2019,1; Nouel, 2019, 2). Estas
lógicas son dispositivos epistémicos de reproducción de la hegemonía
cultural, desde una dimensión inconsciente.
En
esta oportunidad, realizamos un cuestionamiento a la razón crítica
latinoamericana en nuestro contexto espacio-temporal, la cual, como en
el caso de la crítica a la razón técnica de anteriores artículos, no
procura la negación de la importancia del enfoque criticado; de lo que
se trata es de reconocer sus limitaciones, sus fronteras epistémicas y
prácticas, en particular en la experiencia de la institucionalidad
venezolana, para acercarnos al enfoque pluriparadigmático,
en el que pueden dialogar las lógicas técnicas y políticas sin
contradicciones ni conflictos, sino, más bien, desde la
complementariedad.
La razón crítica
Desde
Rousseau (1712-1778) hay una tradición en Occidente que cuestiona a la
civilización; Marx (1818-1883) le da forma con su crítica al capitalismo
y al fetichismo de la mercancía; y Nietzsche (1844, 1900) con su
análisis a la moral y a la racionalidad lleva la crítica a la
civilización judeo-cristiana. Gramsci (1891, 1937), por su parte, habla
de la hegemonía cultural y la reproducción del “sentido común” impuesto por las élites.
La razón crítica,
según Habermas (1982), es un conocimiento que tiene como interés la
transformación de la realidad. Marx, uno de sus principales exponentes,
cuestionaba a los filósofos por haberse dedicado a interpretar la
realidad, cuando de lo que se trata es de transformarla. El enfoque
crítico genera un accionar comprometido, una mirada emancipadora,
cuestionadora del orden impuesto.
En
lo epistémico, el enfoque crítico construye una mirada que cuestiona el
enfoque positivista, la razón técnica, por su carácter impositivo,
autoritario, fragmentario, y por ser reproductor de la dominación de las
clases dominantes. La mirada crítica no cree en “lo objetivo” en tanto
todo conocimiento contiene un sujeto oculto. Es decir que todo
conocimiento es producto de intereses políticos y económicos (Díaz,
2011).
En
lo metodológico, el enfoque crítico busca e impulsa el empoderamiento
del pueblo, y supera la mirada lejana objetivista, constituyéndose en
una mirada participativa, donde el objeto de estudio se convierte en
sujeto activo, en el caso de las comunidades y sociedades. La
investigación pasa a ser acción transformadora, revolucionaria,
comprometida, participativa.
La tradición crítica latinoamericana
En
Latinoamérica, con Simón Rodríguez (1769-1854), el enfoque crítico
trascendió el eurocentrismo y exigió su propia tradición, reclamando que
en lo que denominaba la “América española” se debían configurar nuevas
formas únicas de conocer y hacer distintas a la europea; con Bolívar
(1783-1830) surge una postura antiimperialista y hay un reconocimiento
del ser mestizo, como lo planteó en la Carta de Jamaica (1815); con
Martí (1853-1895), el enfoque se torna Nuestramericano; con Mariátegui
(1894-1930), se reconoce lo indoamericano; con Sandino (1895-1934) y
Fidel Castro (1926-2016) se denuncia el imperialismo estadounidense; con
Orlando Fals Borda (1925-2008) se reconocen las ciencias populares; con
Luis Bigott (1938-2016) el docente debe ser decolonizado y se convierte
en un investigador-agitador. En el Siglo XXI el enfoque crítico
latinoamericano se vuelve comunal participativo, indiginenista,
cimarrón, feminista y ambientalista, siendo importante epicentro las
experiencias venezolanas y bolivianas.
En sí, el pensamiento crítico latinoamericano está desencadenando en una mirada multiversa, en el pluralismo epistémico como lo denomina el boliviano Raúl Prada (2014); en esta nueva racionalidad, el centro del conocimiento deja de ser la mirada eurocéntrica (con
Marx, Nietzche y Foucault incluidos) para incorporar múltiples centros
desde los pueblos del sur, incorporando a las lógicas andinas, caribes,
indoafrocampesinas, pero también tropicales, árabes, hindús, asiáticas,
así como las lógicas excluidas de los otros y otras europeos y
norteamericanos, todas capaces de aportar a los proyectos emancipadores
contemporáneos. Por ello, Sousa le ha denominado Epistemologías del Sur (2009).
Primera crítica a la crítica
En
casi 20 años de transformaciones profundas impulsadas desde la
República Bolivariana de Venezuela, que se presenta como un importante
epicentro de los procesos políticos y mediáticos en el mundo, la
consolidación de las epistemologías del sur ha conseguido algunos
escollos, que ya podemos reflexionar y tratar de describir, en tanto
nos encontramos en un momento coyuntural de importancia histórica
caracterizado por el agotamiento del rentismo petrolero aunado a
un bloqueo económico y acoso político de los Estados Unidos y los países
de la OTAN sin precedentes, que exacerban las contradicciones internas y
externas. Este acoso se torna profundamente autoritario y violento, lo
que ha significado en términos mediáticos, psicológicos y culturales, el
ataque a la venezolanidad, constituyéndose en una lógica del exterminio
cultural y exacerbación de la xenofobia contra lo venezolano, creando
un apartheid geopolítico y cultural-mediático.
El problema de lo ideológico
El sentido que acá exponemos de ideología, se acerca al de Marx, es decir, al de falseación. La ideología es, entonces, falsa conciencia de la realidad; es una representación de la realidad, más no es la realidad misma. Y esta falseasión
está determinada por el control de los medios de producción, es decir
por la estructura material de la sociedad, y depende de los grupos
dominantes. Entonces, “La forma que los hombres pueden encontrar para
desechar estas falsas conciencias no puede enmarcarse en “una lucha de
ideas” sino en la transformación de las prácticas sociales que los
hombres hacen” (Ramírez y Cardoso, 2013: 30).
La
formación ideológica como la hemos experimentado, puede pasar
rápidamente al dogma, y el dogma significa la cosificación del
pensamiento, un convertir en piedra, en algo rígido, como Bolívar en una
estatua, por lo que más temprano que tarde, en el mundo vertiginoso, lo
ideológico petrificado entra en contradicción con la realidad misma.
Las
categorías de análisis, así como los axiomas básicos de toda ideología,
se cosifican, se endurecen, y se van alejando de la realidad que es
dinámica y cambiante. Así, las categorías marxistas creadas en la Europa
de la Revolución Industrial del siglo XIX por Marx y Engels no pueden
seguir vigente por toda la eternidad. Es ingenuo pensarlo así. Por
ejemplo, Marx no contemplaba a la naturaleza desde una noción
ambientalista contemporánea, en su tríada tierra-trabajo-capital
(Lander, 2000: 34); era imposible que desde su contexto espacio temporal
comprendiera el impacto ambiental del desarrollismo. Es así que las
propuestas de ecosocialismo buscan redefinir la propuesta socialista
desde una visión ambientalista, la cual se fue desarrollando en la
segunda mitad del siglo XX.
Lo
expuesto no significa que Marx pierda importancia, ni que hayamos
llegado al fin de la historia y de las ideologías, propuesta que solo
refleja la pretensión absolutista, totalitaria, del pensamiento
neoliberal; por el contrario, se reconoce su valor histórico con lo cual
se han develado y generado visiones alternas, transformadoras,
críticas, que siguen un cauce cambiante junto a la realidad; pero sus
categorías y axiomas no pueden aplicarse como recetas en todos los
contextos espacio temporales, geo-históricos, por el contrario, deben
ser reinterpretados permanentemente.
No
se ha llegado al fin de la historia y de las ideologías, que es el
colmo de lo ridículo del pensamiento totalitario neoliberal, que es como
decir: solo yo tengo la razón, soy el dueño de la verdad y lo demostré a
fuerza de porrazos, de invasiones violentas, de guerras económicas; en
cambio, de lo que se trata es de reconocer las múltiples historias y las
múltiples ideologías como una parte de la mirada holográmica,
multiversa.
Las multiversidad del pensamiento cimarrón
Un
ejemplo interesante de lo antes planteado, son la polémica entre Marx y
Bolívar. Recordemos que el filósofo no reconoce la lucha del
Libertador, la cuestiona y ridiculiza en su texto "Bolívar y Ponte"
publicado en 1858 para The New American Cyclopedia. Sin embargo,
en nuestro proceso, ambos son referentes de gran relevancia y vigencia.
Eso solo es posible en la constante redefinición de nuestras tradiciones
críticas, desde una construcción multiversa, holográmica, del
pluralismo epistémico. Por lo tanto, podemos decir, que dentro del
pensamiento cimarrón, el mestizaje es central, no solo desde el punto de
vista racial, sino también, cultural y epistemológico.
Entonces,
si el pensamiento crítico latinoamericano no reconoce su carácter
cimarrón, mestizo, plural, cuya redefinición es constante, permanente,
fluida y flexible, puede correr el riesgo de cosificarse, y perder
rápidamente la capacidad de interpretar el mundo y de permitirnos actuar
en él con eficiencia y eficacia, sobre todo si no se hermana como la
racionalidad técnica, esto es, el saber-hacer, pero desde un punto de vista decolonial, y no inocuo y castrante, como la racionalidad técnica de la hegemonía neoliberal.
La falsa separación de lo político y lo técnico: lo subjetivo y lo objetivo
En
las diversas instituciones venezolanas en la que hemos transitado,
evidenciamos una polaridad casi irreconciliable entre los técnicos y los
políticos. Entendemos que esta confrontación deriva básicamente de la
formación tecnocrática de los estamentos técnicos; sin embargo, el
político que encarna el enfoque crítico, puede derivar en miradas
dogmáticas y reduccionistas donde lo técnico es visto como el enemigo,
ya que el enfoque crítico intuye que detrás de la formación del técnico
se impone la ideología del capital.
Sin
embargo, lo técnico no es como tal el reproductor de la hegemonía
cultural; por el contrario, lo reproductor de la hegemonía es lo técnico
en un momento histórico de dominación cultural en el mundo neocolonial;
pero eso es nuestro momento histórico, no es la esencia de lo técnico.
Se trata de una sutil pero vital diferencia. Lo técnico como dimensión del saber-hacer, de la capacidad de modificar las condiciones objetivas
es fundamental para cualquier proyecto emancipador, alterno, de los
otros mundos posibles, de las otras subjetividades. De lo contrario,
será pura agitación, pura movilización, sin capacidad de hacer en lo
concreto objetivo. Así se entiende que se debe superar también la falsa
separación de lo subjetivo emancipador y lo objetivo técnico.
Crítica a la ineficiencia del pensamiento crítico dogmatizado
Esta
falsa separación entre lo político y lo técnico puede desencadenar en
la pérdida de capacidades de las instituciones en actuar en la realidad y
modificar las condiciones materiales de la existencia, que en
definitiva, son donde radican las luchas por los derechos humanos y la
emancipación. Aquí entran los servicios públicos, el sistema
financiero, la producción e intercambio de bienes y servicios, la
ingeniería, la arquitectura, entre muchas otras cosas. La pregunta
sería: ¿cómo garantizar saberes-haceres desde el enfoque crítico
latinoamérica, sin rechazar lo técnico, trascendiendo la ideologización
oculta de lo técnico en el mundo neocolonial?
La
imposición de la mirada crítica dogmática desconsiderando o luchando
contra lo técnico nos lleva al caos, al desorden, a la ineficiencia, al
burocratismo, en tanto más importan los tiempos políticos, que los
parámetros técnicos, que responden a las realidades materiales, y en
donde la realidad cambiante se encasilla en la ideología rígida, pétrea,
estatuaria, perdiendo su capacidad de hacer, quedando en el mundo de lo
subjetivo, separándose del mundo objetivo, corpóreo, reproduciendo la
falsa separación entre las subjetividades y lo objetivo, quedando en la
“falsa conciencia”, como denominaba Marx.
El
juego de lo ideológico es que es coherente dentro de sus axiomas y
categorías con las que se explica la realidad, sin embargo, la realidad
va cambiando constantemente. Y la ideología puede darse cuenta que es
insuficiente en sí misma cuando ya es demasiado tarde, al menos que
asuma la naturaleza cambiante de la realidad misma, por lo que de
pétrea, sólida, la ideología debe hacerse líquida, usando la metáfora de
Bauman (2004).
Se trata de unir lo político-técnico, superando la razón tecnocrática, teniendo como enfoque guía el enfoque crítico transformador, y no el tecnocrático castrador.
Pero no se trata en ningún momento de negar la importancia de lo
técnico por lo ideológico-solidificado. Graso error histórico que parece
están cometiendo algunos sectores hiper-críticos.
Incorporar lo pragmático. Las 3 R y la participación
El pluralismo epistémico
y el diálogo de saberes, es más que un principio filosófico de
subjetividades alternas; se trata también de un principio
pragmático-técnico, ya que en un mundo vertiginoso y complejo, se
requiere de la mirada holográmica, diversa, múltiversa, para poder
acercarnos a las realidades multidimensionales a la que nos enfrentamos
hoy. Mirar desde un solo enfoque, un solo centro, hoy, es la muerte, ya
que la ideología expira rápidamente, sino se tiene la capacidad de
reinventarse constantemente y mirar desde distintos lugares,
racionalidades, lógicas. Recordemos la propuesta de Chávez de las “3R”:
revisión, rectificación y reimpulso; que se posiciona como una
estrategia dentro de la pedagogía política, de reinventarse
constantemente, evitando la cosificación de lo ideológico; así
mismo, la consulta, el diálogo, es fundamental. Ya Simón Rodríguez lo
planteaba en su célebre texto “Sociedades Americanas” de 1842:
Los
hombres no están en Sociedad para decirse que tienen necesidades – ni
para aconsejarse cómo remediarlas – ni para exhortarse a tener
paciencia; sino para consultarse sus deseos, porque nó satisfacerlos es
padecer.
Para tratar de su bienestar, no deben perder Consultores, ni medios de consultar = cada hombre excluido de Consejo es un voto ménos, i un perjuicio, porque hay qué pensar en él, para que no ofenda, i por él cuando lo necesitan (2010:133).
Para tratar de su bienestar, no deben perder Consultores, ni medios de consultar = cada hombre excluido de Consejo es un voto ménos, i un perjuicio, porque hay qué pensar en él, para que no ofenda, i por él cuando lo necesitan (2010:133).
Referencias
Bauman, Zytgmun (2004). Modernidad líquida. Buenos Aires: Fondo de cultura económica de Buenos Aires.
Díaz, Luis (2011). Visión investigación en ciencias de la salud (énfasis en paradigmas emergente). Valencia: Ipapedi – Universidad de Carabobo.
Habermas, Jünger. (1982). Conocimiento e interés. Madrid: Taurus.
Lander, Edgardo (2000). Ciencias sociales: saberes coloniales y eurocéntricos en Lander, Edgardo (Editor) (2000). La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Buenos Aires: Clacso. Disponible:
Nouel, Javier (2019, 1). La conquista del inconsciente: de lo técnico colonizado a lo técnico decolonial.
Disponible:
https://escuelavenezolanadeplanificacion.blogspot.com/2019/06/la-conquista-del-inconsciente-de-lo.html
[Consulta: 2019, junio 04]
Nouel, Javier (2019, 2). Decolonización epistémica. Crítica a la razón objetiva. Disponible:
https://escuelavenezolanadeplanificacion.blogspot.com/2019/05/decolonizacion-epistemica-critica-de-la.html
[Consulta: 2015, junio 04]
Prada, Raúl (2014). Epistemología pluralista en Zambrano, Amílcar (Editor) (2014). Pluralismo epistemológico. Reflexiones sobre la educación superior en el Estado Plurinacional de Bolivia.
Cochabamba: Fundación para la Educación en Contextos de Multilingüismo y
Pluriculturalidad. Disponible:
http://www.uchile.cl/documentos/pluralismo-epistemologico-reflexiones-sobre-la-educacion-superior-en-el-estado-plurinacional-de-bolivia_110597_6_1734.pdf.
[Consulta: 2017, junio 05]
Ramírez, Fernando y Cardoso, Joaquín (2013). Concepciones sobre “ideología según Marx” en un texto de Terry Eagleton. Buenos Aires: Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).
Rodríguez, Simón (2010). Inventamos o erramos. Caracas: Fundación Editorial El Perro y la rana.
Sousa, Boaventura de (2009). Introducción: Las epistemologías del sur. Disponible: http://www.boaventuradesousasantos.pt/media/INTRODUCCION_BSS.pdf [Consulta: 2015, enero 26]
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